Sobre mí
Me llamo Romina y mi historia dista mucho de ser la típica de casi todo criador de gatos.
Sí es cierto que desde siempre sentí fascinación por ellos, mas las circunstancias me llevaron por otro camino hasta poder disfrutar de esta maravillosa raza que es el Bosque de Noruega.
Crecí en un criadero de perros, por lo que fui expositora, entrenadora y, por supuesto, criadora.
Fue mi padre el que me enseñó la importancia de los pedigrees, de las líneas que venían detrás de cada ejemplar, a estudiar cada plan de cría como si del último se tratase y a dedicar tiempo, amor y entrega a cada camada.
De mi madre aprendí que las modas son pasajeras, a serle fiel a la raza, a cuidar el estándar, a respetar a los ejemplares primigenios y a luchar por mis metas haciendo caso omiso a lo que guste en el momento.
Llevo esos valores arraigados en mí desde siempre y es mi filosofía como criadora, por lo que me mantendré firme en preservar al Bosque de Noruega como en sus orígenes, como realmente era y como debe seguir siendo.